lunes, 23 de febrero de 2009

Los cuchillos.

"...Inquiriendo las causas que armaron el brazo de este Otelo correntino, sacamos en limpio que su querida no había faltado a los compromisos contraídos o a la fe jurada.
Que en sueños, mientras dormían juntos, la había visto en brazos de un rival, que él aborrecía mucho; que cuando se despertó, el hombre no estaba allí, pero que él lo veía patente; que lo hirió en el corazón y que, a un grito de su querida, volvió en sí, despertándose del todo, y viendo recién que estaban los dos solos y que su cuchillo se había clavado en el pecho de su bien amada."

Fragmento del capítulo VI, Una excursión a los indios ranqueles.
Lucio V. Mansilla.


"-Yo era un tenaz fumador. Una noche quedé dormido con un tabaco en la boca. Desperté con miedo de despertar. Parece que lo sabía: me había nacido un ala de murciélago. Con repugnancia, en la oscuridad busqué mi cuchillo mayor. Me la corté. Caída, a la luz del día, era una mujer morena y yo decía que la amaba..."

Fragmento del capítulo IV, Zama.
Antonio Di Benedetto.

3 comentarios:

Pablo dijo...

Me sentí de nuevo en la secundaria. La potencia de Mansilla me deja siempre pensando en esa literatura ajena y vieja, que uno olvida con el paso del tiempo. Un beso. =)

néstor dijo...

Oiga madame, cuanta sangre que juntó acá, jaja. El texto de Mansilla dice "a un grito de su querido" o querida?
Ese "Me la corté" de Di Benedetto suena doloroso. Excelente novela Zama.

Diga que lo descubrió tarde este caso de intertextualidad, sino con estas pruebas...
Como decía Macedonio: el mundo fue inventado antiguo.

Salú.

Elena dijo...

Uh, ya edité eso del 'querido'.
Con respecto a 'me la corté', Di Benedetto era así de malvado con sus personajes. ¿Leyó "Los suicidas" del ídem? Qué bestia este tipo para escribir... podría decir, sin que se me mueva un pelo por el ventarrón de la culpa, que lo envidio profundamente. Quién pudiera...

Y sí, todo ha sido escrito. A relinchar al potrero...lo parió.

Saludos, Néstor.